Después de este parón en el blog, me dispongo a escribir recién levantada, sin desayunar; raro en mí, nunca me pongo en marcha sin antes haber tomado un café, pero una pesadilla me ha levantado de la cama y me ha hecho encender el ordenador, así sin más.
Quizás este sea el post más personal que escribo, no soy de publicar este tipo de cosas en las redes sociales pero me he visto en la obligación de que mucha gente entienda como se siente un desempleado y las etapas por las que pasa, no por lo relacionado con las entrevistas, ni por el reparto de currículums, no, más bien todo aquello relacionado con sus sentimientos, sus miedos, su incertidumbre personal.
Os voy a poner en antecedentes, en el años 2014 nació lo más bonito del mundo, mi niño, la vida te cambia con un hijo en muchos aspectos, y uno de ellos fue el laboral. Las cosas vienen y van al igual que las personas, en mi caso, se fue el trabajo, llegó mi hijo. En aquel momento me encontraba en otra ciudad, lejos de la familia y con la idea de mudarnos en el tiempo más breve posible a nuestro hogar.
Hasta octubre de 2015 no vimos materializado nuestro deseo de estar ya en nuestra casa y fue, en ese momento cuando mi búsqueda de empleo comenzó al 100%. Partimos de la base de que el mercado laboral de esta zona no lo conozco, no tengo una red de contactos profesionales, no conozco las necesidades de empleo que existen aquí, por lo tanto parto de cero, al igual que cuando empecé en el mundo laboral en el 2007, con la gran diferencia de que por entonces la crisis aún no se había materializado.
Para que conozcáis las etapas por las que pasa un desempleado os lo voy a resumir en cuatro, siempre, claro está, desde mi punto de vista:
1. Ilusión, mucha ilusión, ganas de comerte el mundo, optimismo, te repites constantemente "voy a encontrar trabajo enseguida", ante una oferta en la que ves tu perfil reflejado piensas "este trabajo es para mí". En definitiva, piensas que la gente que lleva tiempo sin trabajar se queja de "vicio", "bah! no habrán buscado suficiente", "a mí no me va a costar encontrar trabajo" y un largo etcétera de "chorradas" que, con gran autoestima e ilusión por trabajar, se le pasan a una por la cabeza.
2. Espera en fase optimista, cuando ves que pasan los días, no te llaman para primeras entrevistas de esos trabajos en los que tanto te veías, pero piensas que es pronto, llevas poco tiempo buscando trabajo y seguro que todo cambia y pronto te llaman; mientras sigues actualizando tu perfil de Linkendin, de Infojobs, Infoempleo, Tu Trabajo, buscas nuevos canales de búsqueda, echas currículums en empresas que ni siquiera tienen vacantes y sigues esperando.
3. Espera en fase pesimista. El ánimo empieza a decaer. Te empiezan a descartar de ofertas en las que "encajabas al 100%" y sin, tan siquiera, hacerte una entrevista inicial. Piensas que las empresas tienen el botón de descartar muy ligero, que tú valías sí o sí para ese puesto, te indignas, la búsqueda de empleo ya no solo te lleva un ratito, la búsqueda de empleo se instala en tu cabeza, se convierte en una maldita obsesión.
4. Sin esperanza, desánimo generalizado. Quizás en esta fase me encuentro yo ahora, en la que todo lo relacionado con buscar un trabajo se ha convertido en tema de conversación en casa, en tema de conversación en el parque cuando llevo al niño, en tema de conversación de whatsapp, en mi vida, en general, y en mis sueños, literal. La esperanza por volver a trabajar se ha reducido, las fuerzas están mermadas, que no las ganas. Mi yo pesimista se ha comido a mi yo optimista.
Si tenéis a alguien cercano en esta misma o similar situación, quizás podáis entender un poquito más como se siente; son temas que muchas veces no se tocan, más allá de comentarios que dejen entrever como de ánimo te encuentras. Cuesta abrirse en ese aspecto, contar como realmente te afecta el no encontrar trabajo, ya sabéis el que espera…¡¡¡¡ desespera!!!!
Como no me gusta ser derrotista ni pensar que en estos dos años mi vida ha estado vacía, os diré que por otra parte este tiempo de inactividad ha sido un regalo, me ha permitido criar a mi hijo, estar en cada momento de su vida, de su desarrollo, ver de primera mano sus avances diarios, darle el beso de buenas noches y el de buenos días, sentarme a jugar con él, reñirle cuando debía, enseñarle como es la vida. Soy de sacar el lado bueno de todo, y sin duda estar en casa este tiempo lo ha tenido, además me ha permitido estar más presente cuando los problemas gordos nos acechaban, cuando había que estar. Así que desde aquí animo a todas esas personas que se encuentran en esta situación, que se levanten, desayunen con energía, suban el ánimo, saquen fuerzas y se coman el mundo, todo llega en esta vida y estoy segura de que algún día todo esto formará parte del recuerdo.
¡¡Nos vemos pronto!! Gracias por estar ahí.